Hoy me pasó algo muy curioso. Vivo en pleno centro de la ciudad, por lo que se me hace muy fácil salir a caminar y ver tiendas, es algo que hago con cierta frecuencia, para distraerme. Hoy, en vista de que no tenía absolutamente nada que hacer, decidí bajar (Vivo en edificio) un poco después del mediodía, cuando el sol había disminuído, para ver qué encontraba de nuevo, sobre todo en las tantas librerías que tengo cerca (Mi pasión son los libros). Pues bien, cerca de mi casa, hay una plaza en la que mucha gente se reúne, especialmente los fines de semana, con el objeto de descansar, conversar, comer en alguno de los establecimientos que hay allí, pero además, también la gente se reúne allí para jugar ajedrez. Si, en esa plaza hay un sitio especial, en el que hay una serie de mesas en la que la gente, la mayoría de las veces desconocidos, se sientan a disputar partidas de ajedrez, que en muchos casos se tornan emocionantes.
El ajedrez siempre ha llamado mi atención, me parece que más que un juego, es un ejercicio mental, pues quien lo juega, debe hacer cada movida anticipando los futuros movimientos del adversario. Aprendí a jugar hace poco más de un año, de la mano de mi papá, quien para mi, es uno de los mejores jugadores de ajedrez, y a quien vale decir, nunca he podido ganar una partida. La forma en que juega es increíble, se anticipa a veces hasta a cuatro jugadas mías, es como si fuese capaz de leer la mente de quien juega con él. Bueno, antes, cuando estaba aprendiendo, el ajedrez era practicamente una fiebre para mi, lo jugaba día y noche, hasta por la web. Sin embargo, debido a mis ocupaciones en la universidad y muchas otras cosas, lo dejé de lado... Aunque a veces en esas noches solitarias entro a las salas de juego y me entretengo practicando, a ver si algún día puedo vencer a mi señor padre.
Hoy me detuve en esa plaza para observar a quienes jugaban, y una pareja en particular llamó mi atención; era un señor mayor jugando con otro señor de aproximadamente unos 40 años, más o menos... Al rato de estar observando el juego, el señor mayor acorraló de tal forma al rey de su oponente que éste no tuvo otra opción que rendirse ante el formidable jaquemate del que fue víctima. El señor felicitó al anciano por el excelente juego y se retiró... No me había dado cuenta de que yo era la única que los observaba jugando. El anciano levantó la vista y sonriendo me dijo: "¿Juegas?"... Titubeé un poco, porque no acostumbro hablar con gente que no conozco, pero el señor tenía un aspecto tan amable, que me senté frente a él para comenzar a jugar... De más está decir que me ganó... Su estilo de juego es muy distinto al de mi papá, es sumamente arriesgado en sus jugadas, no le importa poner en riesgo piezas de alto valor, como un caballo, un alfil o hasta la misma reina... Tuve la impresión de que jugaba siguiendo un plan de combate, pues para cada una de mis jugadas tenía una respuesta... A pesar de que lo dejé sin caballos, sin una torre, sin los alfiles y sin una gran cantidad de sus peones, este señor terminó dándome un jaquemate como nunca me lo había dado ni siquiera mi papá...
Al terminar de jugar, es decir, al yo perder, le dije al señor que jugaba muy bien, que admiraba su táctica y que era un jugador muy arriesgado... El me respondió que por el contrario, mi juego era muy conservador, muy precavido, que debía intentar arriesgarme más... Me dijo algo así: "Es como todo en la vida, si nunca arriesgas nada, nunca ganarás nada"...
Ese anciano me cayó tan bien, que seguí sentada allí con él, y conversamos durante un buen rato... Me dijo que tenía 85 años (no aparentaba tantos), que hacía 15 era viudo, su esposa, la pobre, murió de cáncer linfático, que había tenido 3 hijos, todos hombres y que hacía mucho tiempo que no los veía porque cada uno vivía ocupado en sus propias vidas, que tenía 7 nietos, pero que también los veía muy poco... Aprendió a jugar desde muy joven y que todos los sábados iba a jugar al ajedrez allí para pasar el rato... Naguará', la pasé tan bien con ese señor, porque además es una persona tan sencilla, tan humilde, que de verdad da gusto conversar con él... Sin embargo, en su mirada, una vez desaparecido el brillo que tenía mientras jugaba, se veía tanta soledad, tanta nostalgia...
No pude evitar preguntarme cómo es posible que un señor asi, tan simpático, tan amable, esté tan solo? Será que eso es lo que nos queda cuando envejecemos? Una vez que el compañero o compañera de toda la vida se ha ido? La soledad?... Me pregunté cómo serían sus hijos, por qué no se ocupaban de él... Cómo serían sus nietos? Lo querrían? A mi me parece tan antinatural tener un abuelo y no estar pendiente de él... Lo saco por mi y por la relación que tuve con mi abuelo... Claro, éstas son puras conjeturas mías, pues a pesar de todo lo simpático y carismático que me pareció este señor, yo no tengo ni idea de cómo habrá sido él en su vida, con su familia... Es más, quizás hasta la historia que me contó fue inventada... Sin embargo, opto por creerla...
Conversamos durante un ratote, hablamos de muchas cosas, en general, le pedí algunos consejos acerca del ajedrez, para ponerlos en práctica durante alguna partida con mi papá... Su consejo fue siempre el mismo: "Arriesga... juega ofensivamente, no descuides la defensa... Pero siempre arriesga... A la final, las mejores victorias provienen de los mayores riesgos"... Al cabo de mucho rato, ya vi que eran casi las 5 de la tarde, y tenía que volver a mi casa porque iba luego a casa de mi abuela... Me levanté para despedirme cuando un pensamiento cruzó mi mente... No conocía su nombre, así que se lo pregunté... Me dijo que se llamaba Francisco Herrera... Le dije mi nombre y luego le di la mano para despedirme... Mientras sujetaba mi mano me dijo algo sonriendo que me hizo pensar: "Lo que te dije del ajedrez, también se aplica a la vida... Recuerda, si no arriesgas nunca.... No ganarás nunca..." Le sonreí y me fuí caminando....
Ahora bien, quizás el próximo sábado me acerque por allá a ver si vuelvo a verlo... Me gustó mucho conversar con él... Es increíble las personas que uno puede conocer cada día... Y por otro lado, aún pienso en lo que me dijo.... Será que vale la pena arriesgar en la vida? Espero encontrar la respuesta a esa pregunta algún día....